El lehendakari avanzó en verano a Zapatero su propuesta para la resolución del conflicto

El presidente español teme la consulta por la reacción del PP y de sectores socialistas. José Luis Rodríguez Zapatero, conoció de primera mano la iniciativa del lehendakari Ibarretxe para la resolución del conflicto político vasco antes de la celebración del pleno de política general el pasado viernes. Ibarretxe se lo comunicó a mediados de verano en el marco de un encuentro privado, y la respuesta de Zapatero no fue de aprobación, aunque ofrece matices para la interpretación. Según ha podido saber DEIA de fuentes de toda solvencia, el jefe del Ejecutivo español mostró su rechazo al lehendakari no tanto por convicción propia como por el temor a la reacción que una hipotética aprobación por su parte de la consulta hubiera levantado en el Partido Popular e incluso en algunos sectores del Partido Socialista.

Los temores de Zapatero se explican por la inmediatez de las elecciones generales y los efectos que podría tener un acuerdo con el Gobierno de Gasteiz para posibilitar un nuevo estatuto vasco o la modificación del ordenamiento jurídico vigente para acoger la posibilidad de un referéndum. Este encuentro entre los mandatarios vasco y español coincidió en el tiempo con el proceso de negociaciones entre PSN, NaBai e IU, que finalmente culminó pocas semanas después con la desautorización de los socialistas navarros por parte del PSOE. Su Comité Federal optó por primar los intereses electorales en el Estado español a la voluntad y el mandato de los navarros.

Derecho a decidir

Ibarretxe le anticipó sus intenciones tras certificar que contaba con el respaldo de su partido. El presidente Zapatero fue, además del círculo más estrecho de colaboradores de Ibarretxe y de los principales dirigentes del PNV, de las pocas personas en conocer la iniciativa del lehendakari antes del pleno de política general del pasado viernes. El gesto, además de enmarcarse en un ejemplo de lealtad institucional, se encuadra dentro de los buenos flujos de comunicación existentes a lo largo de toda la presente legislatura entre Lehendakaritza y Moncloa, a pesar de algunos desencuentros. Ibarretxe y Zapatero se han reunido, oficialmente, hasta en siete ocasiones en los últimos tres años y medio, y en todas ellas ha reinado un buen clima. A tenor de lo adelantando por Zapatero tras el anuncio del lehendakari en el pleno, el próximo encuentro tendrá un cariz diferente. El presidente español dijo que está dispuesto a escuchar a Ibarretxe pero, empleando una expresión muy castiza, añadió en tono de reprimenda que "el lehendakari también le iba a escuchar a él".

De llevarse a efecto, en esa eventual reunión Ibarretxe tendrá nuevamente la oportunidad de exponerle los mismos argumentos empleados en el encuentro mantenido durante el verano. El principal elemento esgrimido por el lehendakari para validar su propuesta a los ojos de Zapatero fue el proceso negociador llevado a cabo entre el Partido Socialista, el PNV y la izquierda abertzale, por un lado, y el propio Gobierno español y ETA, por otro. En las once reuniones a tres bandas mantenidas en el Santuario de Loiola consensuaron un documento a modo de preacuerdo que recogía los mínimos para la normalización. Entre ellos se incluía el compromiso para crear un órgano institucional común para la CAV y Nafarroa, con atribuciones ejecutivas y de propuesta legislativa, así como la celebración de un referéndum para ratificar los acuerdos plasmando así el derecho a decidir de los vascos. El borrador también recogía el reconocimiento de Euskal Herria.

Como recordó el pasado domingo el propio presidente del EBB, Josu Jon Imaz, durante el acto político del Alderdi Eguna, en Loiola "tocaron con la punta de los dedos" la solución al conflicto vasco. Las expectativas fueron tales que hasta el propio Jesús Egiguren (PSE) no ocultó su entusiasmo al empezar a definirse el acuerdo, aunque suponía un salto cualitativo para el PSOE. Tampoco Arnaldo Otegi disimuló su satisfacción por un texto que fue bendecido incluso por los sectores más duros de Batasuna. Sin embargo, todo se truncó el 8 de noviembre de 2006, cuando los socialistas se levantaron de la mesa tras las nuevas exigencias de Batasuna al acuerdo ya existente.

El lehendakari Ibarretxe y su Gobierno mantuvieron durante el proceso de paz y normalización un perfil político atenuado, dejando la iniciativa en esta materia a los partidos políticos, de un lado, y al Gobierno español y ETA, de otro. Tras la ruptura del alto el fuego por parte de la organización armada el pasado 5 de junio, y a la luz del desconcierto reinante entre las partes incursas en el proceso, principalmente el Gobierno español, el Partido Socialista y la izquierda aber-tzale, el Ejecutivo liderado por Ibarretxe decidió retomar la iniciativa política para intentar desbrozar un horizonte de salida al conflicto.

Hoja de Ruta

El lehendakari comenzó entonces a definir y trabajar desde la cocina la hoja de ruta que presentó la semana pasada, sobre idénticas bases a las acordadas en las conversaciones de Loiola, aunque obviamente formuladas de manera diferente: reconocimiento de la nación vasca, fin de la violencia, participación sin exclusiones, diálogo y acuerdo político amplio y refrendo en una consulta constitutiva del derecho a decidir.

Ése es el aval que le llevó a decir con firmeza el pasado domingo en Foronda que "no le temblará el pulso con la consulta", a pesar del chaparrón de críticas, descalificaciones e incluso amenazas recibidas desde las filas y los lobbies constitucionalistas.

Fuente:
http://www.deia.net/es/impresa/2007/10/02/bizkaia/politika/405356.php